domingo, 8 de marzo de 2015

Mancharse de esperanza

"...ha llegado el momento de cambiar el rumbo de la nave"
José Luis Sampedro


Muy raras veces se abre una brecha en el muro, un espacio por el que se asoma la justicia. Una brecha, en este caso, lograda a base de pequeñas victorias, de mareas de colores, de vernos en las calles como posibles  y no como sombras anónimas.

Tras más de treinta años de gobierno del PSOE en nuestra tierra seguimos a la cola de los principales índices de bienestar social.  En las charlas sobre los efectos de la crisis suelo preguntar quien no conoce un caso de enchufismo en la administración autonómica o local y todavía no me he encontrado una sala en la que alguien levantara la mano. Es otra corrupción, menos visible, más asumida, basada en la visión del partido como una especie de empresa a la que se accede reptando. Quizás por eso el fondo por el que se repartieron tantas subvenciones acabó llamándose "fondo de reptiles".

No voy a hacer una relación de esos indicadores, si usted está interesado o interesada no tiene más que buscarlos.  Tampoco voy a vocear el latrocinio y el espolio al que hemos estado sometidos sistemáticamente desde esa estructura organizada en forma de partido. Se trata en realidad de algo mucho más simple, se trata, digo,  de girarnos hacia los titiriteros y decirles que ya no nos creemos su juego de luces y sombras, que ya queremos salir de la caverna,  que aunque se les llena la boca con la palabra "Andalucía" me suenan distantes, extraños. Los veo en la letra de las comparsas, pero no escribiéndolas ni cantándolas, no son pueblo, están al otro lado, ahí donde no duelen las heridas y ahora ya vivir se ha puesto al rojo vivo, que decía Blas de Otero, y no queda espacio para la indiferencia.

Toca vestirse y salir a la calla a mancharse de esperanza. "...mañana me dispongo a estar contento...", escribió Ángel González, no puede ser de otra manera.