jueves, 27 de diciembre de 2012

Deuda odiosa: El centro de la acción



Acabo de salir de la librería. Estaba buscando un libro y he acabado comprando otro y anotando varios para encargárselo a todos los Reyes Magos que me pidan listado. Siempre salgo ilusionado de las librerías, casi con la misma ilusión con la que entro, pero en esta ocasión la alegría de ir hojeando el libro recién comprado ha durado escasamente unos minutos, el tiempo de encontrarme con unos compañeros e intercambiar unas palabras sobre el estado de las cosas.

Es difícil sustraerse, robarse a sí mismo un espacio para divagar sobre aquello que antes nos movía en nuestra vida cotidiana. Si la indignación fuera energía estaríamos autoabastecidos durante años. La gente pasea por las calles y los ves con cara de gasto navideño, pero luego, en cuanto te detienes y hablas con ellos, surge el malestar. Un malestar que lo invade todo, que te agota, como agota correr para salvarte sin saber cuál es  la dirección correcta.

Les reconozco el mérito de canalizar el descontento en conversaciones frente a las librerías o en cualquier otro contexto, de que las acciones de protesta estén diseminadas por el vasto territorio de los recortes y las injusticias decretadas, de comentar las barbaridades  que ventean  sus voceros o de, finalmente, conseguir que buena parte de la población se atrinchere al calor de la ignorancia elegida.

Tengo que darle la razón a Susan George cuando dice que están experimentando con nosotros, que están comprobando cuánto somos capaces de tolerar sin rebelarnos. Igual que en otro tiempo experimentaron con los chilenos o con los turcos las medidas neoliberales imperantes actualmente.

Siendo un adolescente asistí a una conferencia que organizaba un determinado movimiento social. La impartía un arquitecto y versaba sobre el Polo Químico de Huelva. Recuerdo el comienzo de la misma:

- El Polo está en un sitio inmejorable; por un lado la ría  para los vertidos líquidos y por otro la marisma, para los sólidos. Lo único que estorba es la ciudad.

El enclave era perfecto. Se había pensado en otros, pero tenían el serio inconveniente de la contestación social. El nuestro no sólo contaba con un paraje idílico para destruirlo, sino que, además, no había una tradición de lucha que pudiera poner en peligro el proyecto. Incluso cuando muchos años más tarde las investigaciones comenzaron a mostrar la verdadera naturaleza contaminante y la incidencia de cáncer y enfermedades respiratorias y de la piel, la movilización social apenas tuvo incidencia alguna que pudiera cuestionar el asentamiento.

Si se da un paseo hoy por allí podrá ver a los niños jugando en viviendas adosadas con piscina, construidas a pocos metros de enormes balsas de fosfoyesos contaminantes.

He de reconocer que llega un momento en el que te cansa luchar contra todo esto. No es contra los que adoptan las medidas, es luchar contra el consentimiento, contra esa impotencia conforme lo que acaba abrumándote.

Observas que cuanto más se recrudece el paisaje, más prevalecen los discursos apoyados en atribuciones externas que permiten salvar las posturas derrotistas que se adoptan. Si todo está podrido, si todos son iguales, evidentemente yo, humilde hijo de mis padres, no podré hacer nada. El nihilismo es el ismo de más fácil digestión.

Sí, les reconozco la labor. Tiene mérito. A mí me gustaría que igual que ellos organizan la violencia diaria, la nuestra también tuviera objetivos concretos, que también estuviera mediada por la elaboración más que por el cabreo. Incluso Gandhi, paradigma del pacifismo, organizó  un tipo de violencia imparable: la destrucción de la legitimidad de la  ocupación, la desobediencia civil, el apropiamiento de los recursos propios desposeídos por los británicos como por ejemplo, la sal,..


Nuestra sal es la deuda. El pago de la deuda es el elemento que justifica todas las medidas. Es un mito que se basa en otro que tiene de trasfondo la honorabilidad, pero que en realidad habla de realidades diferentes. En nuestro imaginario colectivo, pagar una deuda es una cuestión de honor. Si se utiliza la misma terminología, se activarán los mismos recursos cognitivos, las mismas emociones y el mismo compromiso. Es necesario que todas las reivindicaciones parciales compartan esta reivindicación central: no debemos, no pagamos. Tenemos que conseguir que la deuda basada en la especulación, esa que conduce al suicidio y a la miseria a millones de personas, sea declarada deuda odiosa.
Si ese es el elemento sustentador, ese debe ser el objetivo de nuestra acción colectiva.

13 comentarios:

Isabel dijo...

Walden,a veces siento que es como clamar en el desierto... Como esos pequeños movimientos sísmicos que van liberando la energía del subsuelo,en vez de acontecer un gran terremoto. Nos quejamos mucho; cada día hay montones de sismos inútiles que salen de nuestra boca liberando nuestro malestar.
Ya que nombras a Gandhi reconozco que ya no existen líderes con esa fuerza.

Ya de paso,amigo, te deseo un nuevo año siempre mejor,por más que lo intuyamos imposible.
:-)Un besote

Ana dijo...

Coincido con Isabel.
Hoy me acaba de llegar la nómina (en la que, por supuesto, faltaba la paga extra) con el descuento de la huelga del mes pasado.
He tenido la terrible sensación de que se reían en mi cara y de que yo me estoy movilizando en el sentido que ellos quieren.
Qué triste.
Vamos, pues, a desearnos un mejor año y que encontremos la fórmula para luchar con éxito.
Un abrazo.

Walden dijo...

Pues sí, una buena metáfora, Isabel. Espero que seamos capaces de convertir las quejas en algo más trascendente.
Feliz año para ti también.

Un abrazo.

Walden dijo...

Hola Ana. Yo estoy en la misma situación, sin paga y sin el descuento de la paga que no he cobrado (para más cabreo), además del correspondiente descuento de la huelga.
Entro en muchos blogs de cocina y a veces, entre todos, encuentran la mejor receta posible, por ejemplo, del roscón de Reyes, así que soy optimista, veo a mucha gente buscando, organizándose, tomando conciencia,... Somos la mayoría los que queremos vivir de otra manera y que la cosa cambie.

Seguro que encontramos fórmulas, aunque nos cueste dinero, tiempo y sacrificios, por los que vengan detrás habrá merecido la pena.

Elijo el optimismo para el próximo año, no porque vayan a bajar los recortes y medidas de esta índole, sino porque va a subir la movilización y se van a ir concretando acciones más eficaces.

Feliz año Ana, espero poder seguir disfrutando con esos trocitos de nostalgia que nos has ido regalando desde tu blog.

Un beso.

Melània dijo...

Hola Walden, qué bien expresado! el desánimo se ha comido los pequeños momentos de placer. Suma mi apuesta a tu optimismo.
Feliz, indignado y organizado 2013!

Ana dijo...

"Te quiero revoltosa". Bongo Botrako nos anima, de una manera divertida, a la lucha.
Un abrazo y que la fuerza nos acompañe.
http://www.youtube.com/watch?v=jMtqrSTOFY0

Lili dijo...

Walden, he leído tres veces la entrada y me parece magnífica. Efectivamente es idea asumida que un hombre de honor debe pagar sus deudas, pero y si la deuda es deshonesta?
Yo me siento en una olla a presión que va a explotar, y no sé cual será la chispita que haga que todo salte, pero no dudo que sucederá.
Un beso grande, guapo!
Y mantengo la esperanza de que el 2013 no sea tan puñetero con el 12...
:-)

Irreverens dijo...

Yo, para el 2013, me he pedido conocerte en persona, jijijii.
:P


Ahora en serio: como siempre, coincido contigo en el análisis y en la conclusión. Precisamente ayer comentábamos esto mismo con una amiga catalana que lleva 15 años viviendo en Dublín. Me decía que los irlandeses le parecen todavía más pasivos que nosotros. Que allí la gente no se manifiesta, no vocifera su indignación... Me pregunto qué grado de responsabilidad tendrá en esta actitud nuestra la iglesia católica y sus largos años ejerciendo la enseñanza.

Reconozco haber empezado el año muy desanimada. Estoy planteándome de verdad dejar la traducción, por ejemplo. Necesito vibrar con algo superior a mí misma y a mi circunstancia pero no logro, de momento, encontrar el qué.

Yo también espero seguir leyéndote a lo largo de este nuevo año.

Un beso grande, Walden.
:)

Walden dijo...

Hola Melània. En mi caso sigo manteniendo intactos esos pequeños momentos, afortunadamente.

Un abrazo y feliz año para ti también.

Walden dijo...

Ana, muchas gracias. El video lo cuelgo en la próxima entrada, me ha gustado mucho.

Un besazo.

Walden dijo...

Sí, yo tengo esa impresión también, Lili, y me preocupa porque no sé hacia dónde van a saltar las chispas exactamente.
Un beso para ti escritora.

Walden dijo...

Jo, Irre, esa sí que es una petición que me gusta, jaja.

A mí me sorprendiste mucho con la última entrada y con lo que luego leí, o sea que recorrido tienes para explorar. Espero que encuentres la dirección (y yo verlo)

Un abrazo conejil.

Irreverens dijo...

¡Qué bien que te guste mi petición!
:)

Explorando estoy, querido.