viernes, 19 de octubre de 2012

Manual práctico de felicidad: Abra la puerta


Hablemos un poco sobre el ejercicio anterior.


Desde hace muchos años sabemos que los peores desencadenantes y mantenedores de estrés no son los grandes acontecimientos, porque ante ellos tenemos mejores mecanismos sociales y personales de afrontamiento, sino los pequeños estresores cotidianos. Llegar tarde, acumulación de tareas, las demandas de los niños,..

Igualmente, pensamos en la felicidad como algo destacable, como cambios importantes y trascendentes en nuestras vidas, pero son también aquí los pequeños detalles los que pueden jugar un papel crucial en un sentimiento de bienestar más duradero y estable. Esos pequeños detalles pueden sobrevenir casualmente, igual que en el caso de los estresores, o bien los podemos incorporar conscientemente.

La tarea anterior habla sobre este aspecto, sobre la necesidad de introducir pequeños cambios asumibles, pensarlos e incluso disfrutar sobre la posibilidad de llevarlos a cabo, aún cuando a veces no se realicen.

Sigamos.



Erich Fromm decía que para alcanzar la felicidad había que conocerse a sí mismo. La primera vez que  leí esto me impactó: cómo era posible que alguien que llevaba toda la vida -literalmente- consigo mismo no se conociera. Es como si hubiera algo que se nos escapara a nuestra propia consciencia y fuera esa la razón por la que no alcanzamos la felicidad.

Para el sociólogo Erving Goffman, por otra parte,   “las personas somos como actores que actúan para los demás, pero actúan de forma muy diferente cuando están en el escenario a cuando lo hacen entre bastidores"


En esta tercera entrega de la saga les voy algo sobre uno de las herramientas que utilizo en la consulta para abordar el tema de este post y que permite mejorar ese conocimiento, pero desde una perspectiva más social y no exclusivamente introspectiva. 

Se trata de  "La ventana de Johari" (no se moleste en saber qué significa "Johari", está formado por las primeras letras de sus autores: Joseph Luft y Harry Ingham).

Observe la siguiente tabla:





Cada área es considerada un espacio interpersonal que nos relaciona con los demás desde el punto de vista del conocimiento. El nombre de cada área está puesto desde la perspectiva del sujeto. Resumiendo vendría a significar lo siguiente:

1. Lo que sé de mí y lo que los demás saben de mí. Espacio ABIERTO.
2. Lo que no sé de mí, pero lo saben los demás. Espacio CIEGO.
3. Lo que sé de mí, pero no lo saben los demás. Espacio OCULTO.
4. Lo que ni yo ni los demás sabemos de mí. Espacio DESCONOCIDO.

De lo que se trata es de trabajar el área ABIERTA, que es la que más  directamente se relaciona con sentirse bien.

Si usted es un habitual del mundo bloguero le sonará de lo que hablo. Muchas personas se sienten bien haciendo más grande esta ventana, hablando sobre sí mismas y contando determinados aspectos personales, más o menos íntimos.

Cuando alguien relata algún dolor o alguna experiencia que le provoca malestar recibe un gran apoyo social, otras muchas personas se reconocen a sí mismas si no en esa experiencia, si en las manifestaciones emocionales de ellas.

Abrir nuestra ventana interior -con la prudencia adecuada, obviamente- suele proporcionar una mejor calidad en nuestras relaciones y nos proporciona unos espacios para compartir que son imprescindibles para esto que estamos empeñados en estos posts en conseguir.


Ejercicio 3: Ampliar el área ABIERTA y reducir el área CIEGA.

Coja una hoja y dedique unos minutos a describirse a sí mismo/a. 
Pídale posteriormente a algunos amigos, más y menos íntimos, que participen en el juego y que le pongan en una hoja cosas positivas y negativas de  usted. Puede ofrecerse a hacer lo propio con ellos.

Lo comentaremos en la próxima entrada.



PD: Algunas notas respecto a la Ventana de Johari, por si quiere ampliar información.


En interacciones sociales en las que tenemos  poca confianza o hay cosas en juego, el área ABIERTA se reduce, aumentando el área ciega y el área oculta.
• Si el  ambiente es de confianza sentimos menos temor ante el intercambio de información y podremos revelar datos que  permanecían en el área OCULTA.
• Si  la confianza incrementa, las personas intercambiarán  información del área CIEGA.
• El dolor o ansiedad que produce comunicar un dato personal poco  agradable de otra persona (área ciega) se reduce cuando aumenta el deseo de ayuda mutua.

Si limitamos excesivamente el área pública la cantidad de contacto personal queda empobrecida.

• Para  ampliar el área pública lo podemos hacer mediante un  proceso de reducción del área ciega y del área oculta.
• A través de la  auto-revelación podemos dar a conocer nuestros sentimientos, actitudes, motivaciones, opiniones, percepciones,...,
• La buena comunicación es de vital importancia para lograr unas relaciones eficaces y satisfactorias











10 comentarios:

Ana dijo...

¡Qué miedo pedirle a alguien eso! ¿Podremos lidiar con lo que descubramos que los demás ven en nosotros?
A mí me importa mucho lo que lo demás piensan de mí (¡error!)y me ha condicionado mucho (ahora mismo una situación personal que me agobia tiene que ver con la imagen que esa situación puede dar de mí).
¿No es un ejercicio peligroso para nuestra autoestima?
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Acabo de darme cuenta que no tengo muchos amigos a quienes pedir eso... Voy a dejar esta actividad en stand by.

Maria dijo...

¡Madre mía con esa parte ciega! Asusta un poco que los demás conozcan cosas de ti que tú no sabes. ¡Habrá que hacer algo al respecto!

Un abrazo

Walden dijo...

Hola Ana. Si yo quisiera jugar a cargarme a algún grupo de amigos de los que tengo, bastaría con pedirles que jugáramos a algo similar (hay un juego que aparece en la película "La máxima felicidad", que da buena cuenta de esto que te digo).
En este caso, salvo que se tengan serios problemas de autoestima, no debería servir para otra cosa que no sea lo que comentaré al respecto en el próximo post sobre ello; es decir, comparar el nivel de conocimiento que tenemos sobre cómo somos, ese apartado ciego que a veces se convierte en un obstáculo.

Darle demasiado peso a los demás sobre tu vida, la condiciona innecesariamente.

Un abrazo.

Walden dijo...

Puedes hacer la primera parte, que sólo te concierne a ti.

Un beso Rune.

Walden dijo...

Qué tal María.
Una vez un señor muy mayor me dio un tortazo en la nuca (llámalo colleja) y acto seguido me llamó "soberbio".

Curiosamente, la causa por la que el justificaba dicha etiqueta era errónea, pero sin embargo, no se había equivocado.
Nunca pensé en mí de esa manera pero cuando reflexioné comprendí que llevaba razón e intenté cambiar.

Lo que saben los demás, o lo que creen saber, no siempre se corresponde con la realidad, pero a veces permanecemos ciegos a ciertos comportamientos o actitudes propias.

Un beso.

Irreverens dijo...

¡Qué interesante!
:)

Yo ya hice ese ejercicio con mis padres, pareja y un par de amigos. Y lo cierto es que me fue muy bien. En mi caso todos coincidieron en que yo no me valoro lo suficiente y que en realidad soy capaz de mucho más de lo que yo misma creo. Eso me dio mucha fuerza.
:)

Lo recomiendo.

Walden dijo...

Hola Irre, lo que comentas es lo que suele suceder.
Un saludo.

Melània dijo...

Hola Walden, la felicidad está en pequeños triunfos que de no estar atentos, pasan desapercibidos. Por ejemplo, no cuando te compras un coche, sino cuando presumes de él. Conocerse de verdad, para ser feliz, es agotador!. Me encanta esta serie de artículos.

Walden dijo...

Pues sí, Melània, yo también lo veo así.
Gracias por tu comentario.