jueves, 19 de mayo de 2011

KM. 0: INDIGNACIÓN








Una compañera de trabajo me contó que su madre, cuando veía en televisión hablar a personas de otros países en su idioma, solía santiguarse y decir: “¡¡Gracias, Dios mío, por darnos una lengua tan clara!!”.

Recordé esa historia mientras Pablo, un amigo al que no veía hace años, desgranaba su experiencia en el país al que se fue a trabajar, allá en el África subsahariana. Una democracia nueva, forjada sobre una larga dictadura salpicada de batallas y levantamientos tribales.
Dice mi amigo que existe una opresión silenciada y silenciosa, porque está basada en la idea de que esto es lo mejor que se puede tener. Los candidatos que salen elegidos van colocando en puestos de responsabilidad a todos aquellos que han mostrado lealtad suprema, por encima de que tengan o no capacidad suficiente para los cargos, con lo que se ha creado una especie de oligarquía de ignorantes y presuntuosos, que gestionan la economía y los recursos según sus intereses particulares, y que machacan –enfatiza Pablo- a todo aquel que ose enfrentársele.

Cambiaron las plantaciones de algodón por tierras subvencionadas de girasoles, que se recogen con una maquinaria que elimina de golpe toda la mano de obra anterior. Por lo que la falta de previsión y preparación ha llevado al país a unos niveles de desempleo desconocidos. Ahora, los fibrosos trabajadores se han convertido en tabernarios panzudos, que malviven con recursos sociales miserables, temerosos de que algún cambio político pueda implicar perder tales supuestas prebendas.

La ilusión inicial por el cambio ha dado paso al desencanto y finalmente, a la resignación. Una ola de nihilismo se extiende como una mancha espesa que va cubriendo al país. Nadie quiere implicarse. La política ya no se ve como una forma de trabajar para la colectividad, un puesto de prestigio y respeto, sino como una forma de conseguir beneficios particulares y partidistas. Esta actitud ha propiciado el arribismo de mediocres sin escrúpulos, cuyo único mérito es tener un carnet del partido en la cartera y haber hecho las suficientes genuflexiones como para que te sangren las rodillas.

La impunidad es casi total. Los casos de corrupción que llegan a los tribunales son siempre de hombres de paja, títeres a los que se les ha puesto en cargos intermedios para que asuman responsabilidades en caso de necesidad.

Nadie cree las consignas electorales, porque luego tienen poco que ver con lo que realmente se hace.

- El clientelismo, los enchufes, la prevaricación,… Un ambiente insufrible… - comenta Pablo- Y ahora llego aquí, y me encuentro con un montón de insurgentes protestando por cómo van las cosas. ¡Ya me gustaría a mí que se dieran una vuelta por allí!.

- Es verdad – le digo yo- tendríamos que dar las gracias a Dios por tener una democracia como la nuestra.

Apuramos la cerveza y nos fuimos a buscar la tienda de campaña y los sacos de dormir.




















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jueves, 5 de mayo de 2011

MODELOS DE SUFRIMIENTO




“Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad: no resignarse” Ernesto Sábato



MODELOS DE SUFRIMIENTO

Hola de nuevo. Quisiera hablar de varias formas o modos de conseguir que acuda a una consulta de psicología aquejado de un dolor indescifrable. Intentaré ser lo más claro posible para que no quepan dudas sobre el método a emplear.

MODELO 1: LUCHAR
Para que algunos síntomas se conviertan en algo que le genere un sufrimiento duradero, es necesario que luche a brazo partido contra ellos. Le pondré un ejemplo básico. Vea el esquema siguiente:



Después de este episodio, deberá luchar con bastante empeño para que no vuelva a repetirse el ataque de ansiedad. Obsérvese continuamente, verá lo fácil que resulta que aparezcan. Es un paso importante.

El problema básico no son los síntomas descritos, sino que usted cree que se han presentado cuando no correspondía: no había ninguna razón, estaba viendo la plácida Downton Abbey en su cómoda butaca del salón. Luego verá que si ese mismo truco lo aplica a los pensamientos indeseados, podrá compaginar un trastorno de pánico con otro de tipo obsesivo.

Desde luego, hay algunos actos sociales ante los que uno hubiera deseado haber desarrollado una sólida agorafobia, pero claro, es lo malo de ser psicólogo.


MODELO 2: AISLAMIENTO
Una vez estuve en casa durante unos dos meses, sin más tarea obligatoria que las propias del hogar. Me restregaba las manos de placer ante la idea de hacer lo que me diera la gana sin necesidad de explicaciones. Mi extenso jardín de aficiones se marchitó a las tres semanas. Pasaba de una a otra margarita sin detenerme el tiempo suficiente como para disfrutar su aroma. Todo se volvió plano, indiferente. La anhedonia fue tomando cuerpo y parecía una de esas caras asomadas a las ventanas viendo el tiempo pasar.

Si no se conforma con el modelo uno, tenga en cuenta que puede ir acercándose al dos, que es mucho más completo y duradero. Ahora bien, si usted se encuentra cómodamente instalado en la soledad, no haga ningún esfuerzo adicional: lo suyo ya es suficientemente grave.

MODELO 3: CALIMERO
Cuando apenas llevaba un año de consulta, recuerdo que una paciente me dijo de pronto: "Tengo la sensación de que me estás riñendo". Hice una rápida introspección y me di cuenta de que llevaba razón, estaba haciendo justo lo mismo que todos sus amigos, desesperados ante tanto lamento y tan poca adscripción a las soluciones aportadas. Todo era un, "Pobre de mí...".

Al fin y al cabo tampoco es tan difícil filtrar selectivamente la realidad y quedarse con todo aquello que confirme sus creencias. Cambiarlas es como hacer una mudanza: la mera idea cansa. Es verdad que vives mal en esta casa, pero ¡es tan pesado todo lo que hay que hacer para cambiarse!

Insista en su actitud.

MODELO 4: YO, YO, YO Y LOS DEMÁS
El egocentrismo no deja mucho dinero en las consultas, la verdad. Lo introduzco como modelo porque en realidad es una vía de rentabilidad indirecta. No puede imaginarse a la cantidad de personas que empuja a los divanes. ¿Se ha fijado en lo atractivo que va hoy?

MODELO 5: MEGATRABAJADOR
Un amigo me dijo en una ocasión que la adicción al trabajo de fulanito, un conocido de ambos, se debía a que su vida sexual era un asco. Con el paso del tiempo, comprendí que su afirmación estaba basada más en las conversaciones vespertinas con la mujer del susodicho , que en un conocimiento profundo de la conducta y condición humana. Como vengo de una generación pansexual siempre he tenido cierto temor a que este tipo de cosas fuera cierta, así que no suelo recomendar aumentar la vida sexual, no vaya a ser que se acabe la gallina de los huevos de oro.

A los adictos al trabajo les cuesta llega a la consulta. Le advierto que para poder sufrir por esta vía, va a necesitar un paréntesis previo en el que se sentirá el centro del mundo, con las espaldas llenas de alabanzas por su esfuerzo continuado, antes de que el insomnio, la flaccidez de su miembro más querido y el ardor de estómago lo impulsen a una rueda de reconocimiento médico y psicológico. Si tiene la paciencia suficiente, podrá dejar algunos emolumentos a esta digna profesión antes de que le de un ataque al corazón definitivo.

MODELO 6: ¿ESTÁ SEGURO DE QUE CERRÓ EL GRIFO?

¿Cerré el grifo?¿Cerré el grifo?¿Cerré el grifo?¿Mira que si no cerré el grifo?

MODELO 7: ¿QUÉ HACE ESTE MALDITO PENSAMIENTO AQUÍ?
Mi padre me preguntó, algo enfadado: "Qué hacen estos libros de marxismo en la estantería? ¿No sabes que hoy viene el guardia civil a pintar la casa?" Yo los quité temporalmente, no por miedo al guardia civil, sino por respeto al miedo de mi padre. Llevo años atendiendo a personas que vienen a que les quite libros en formato pensamientos de las estanterías inadecuadas. "No puedo dejar de pensar en ..."

Lo que le pido es precisamente que lo intente, si no lo intenta seguramente los pensamientos seguirán su curso aleatorio y no le harán zozobrar.