lunes, 30 de agosto de 2010

El espejo que dejé al marcharme




Esta mañana, al mirarme en el espejo, que me esperaba en el mismo sitio en que lo dejé al marcharme, me di cuenta de que las canas y la calva habían avanzado considerablemente durante las vacaciones. “Vaya –pensé- para esto mejor nada. Como siga así tendré que hacerme cantautor en lugar de rockero". Uf. Luego, enseguida, le he dado la vuelta al asunto. Si no fuera por mi presbicia, la confirmación de la calva y las sienes plateadas tipo Clooney, pero en guapo, sería difícil que mi voz aflautada, versión pitufo, tuviera cierta credibilidad entre mis pacientes.

Te das cuenta de cómo, a base de “vender el producto”, vas aplicándotelo en la vida, en el día a día. Hay pocas cosas que puedan amargarte, salvo todas las que elijas para ello. Hasta los ocho años, mi vida era como la de un personaje de Dickens. Desde ahí sólo podía hundirme en la miseria o dar las gracias por cada destello de alegría que se posara entre mis dedos.

Ahora, cuando hacemos las maletas de vuelta, empezarán de nuevo con la pesadez del síndrome post-vacacional y de lo que cuesta adaptarse, el Madrid seguirá lastrado por las individualidades y el yin y el yang, el Corte Inglés nos convencerá de que es mejor gastarse 90 por tres, que 50 por lo que realmente necesitas, los padres rezarán para que sus hijos se reformen y se vuelvan espontáneamente responsables y estudiosos, mientras los psicólogos rezaremos por lo contrario, .. Lo cotidiano. La alegría de lo cotidiano. Unos lucharemos por desalienar y otros por alejar al ser humano del vecino. Se publicarán más libros de autoayuda para que nos encontremos a nosotros mismos a través de la meditación, en lugar de para encontrarnos con nuestro semejante, que es un sitio más confortable y barato,.. La rutina. De la que no puedes huir más que a trozos.


Un “Anónimo” publica un comentario a una entrada de junio de 2009, preguntando “cómo hace uno para dejar de sentirse vacío”. El sentimiento de vacío es algo patológico. Hay que mirarlo siempre. Pero, créame, los coches no se llenan solos de gasolina, aproveche a los demás.

Ahora que se acercan les sanglots longs, des violons de l'automne prefiero no mirar con nostalgia las calas desiertas que habité estos días, ni a aquel que dejé pendiente en el espejo. Prefiero saborear las nuevas tapas del Cikitrake, la marisma con sus serpenteantes calles plateadas, las tardes con los amigos retomando el punto en que lo dejamos, la lucha pendiente por cambiarlo todo,.. en suma, lo que tengo al lado, esperando a que lo coja.