viernes, 12 de junio de 2009

La técnica del teléfono


Sara ha pasado un bache. Ahora parece que comienza a remontar de nuevo. Esto me ha llevado a reflexionar sobre las recaídas.



Muchas personas se sorprenden cuando recaen en situaciones similares a las que pasaron tiempo atrás. No establecen la misma relación que podrían hacer, por ejemplo, con la gripe. Sabemos qué medidas hemos de tomar para evitar contagiarnos, pero aún así no podemos controlar todos los factores. No conozco a nadie que por haber cogido una gripe años después de aquella otra, se tiren de los pelos. La consecuencia sería que seguirían con su proceso gripal y con dolor adicional. Nos quejamos, eso sí. "¡Vaya, qué inoportuna, justo ahora que me iba de viaje!". Pero no hacemos valoraciones del tipo: "¡¡Siempre estaré con la gripe!!, ¡Nunca podré ser feliz!,.."


Cuando trato problemas de ansiedad trabajo cada vez más en la línea de la psicoterapia analítica funcional y sobre todo de la Terapia de Aceptación y Compromiso. Es importante hacer ver a la persona que "curarse" no significa que no va a experimentar nuncaaaa maaaás síntomas de ansiedad, sino en que va a ser capaz de tolerarlos y en cualquier caso, actuar para modificar los posibles factores que hacen que esa persona sufra esas experiencias. La ansiedad es sólo el resultado. Indica que el cuerpo está sano como una pera y que cuando percibe una señal de peligro se activa ipso facto.


Sara no se lo ha tomado así. Le está costando volver a hacer todo aquello que le sirvió aquella vez. Sigue siendo resistente a la exigencia y marca su propio ritmo. Pero se va acercando. Por cada paso que da te entran ganas de gritar ¡Vivaaa!, pero me contengo porque yo en la consulta soy muy contenido.


A veces le recuerdo la técnica del teléfono, que la heredé, si mal no recuerdo de un libro sobre Terapia Icónica:


- ¿Qué haces si llamas por teléfono y alguien, al otro lado, te dice: No, no soy Berlusconi, se ha equivocado?

- Volver a marcar, por supuesto.

- Ah, no se dice: "Soy lo peor de lo peor, cómo puedo equivocarme con una cosa tan simple, no merezco ni vivir"

- No, claro que no.


Pues eso.

6 comentarios:

Barbarella dijo...

No hubiera pensado que Ojalá podría estar dedicado a la Srta Ansiedad, pero escuchando la letra encaja tanto!.
Un saludo.

Walden dijo...

Hola, Barbarella. Mejor seguir recordándola sin asociar a la ansiedad, jaja. Si Silvio hubiera ido al psicólogo le hubiera dicho que sí, que "Ojalá...", pero que mientras se cumplía o no ese deseo, "¿en qué se iba a centrar mientras?".
Un saludo.

Marta dijo...

Creo que todavía no estamos muy preparados para distinguir entre lo mental y lo físico, ¿tú que opinas, Juan?
Un abracito, Marta.

Walden dijo...

Hola Marta, en realidad no se pueden separar. Hace muchos años vi cómo un hombre moría a las dos semanas de morir su mujer y a la semana murió el perro de ambos. Al menos, por lo que respecta al hombre, no sabíamos que tuviera padecimiento alguno. Fue la primera vez que pude constatar que se podía morir de pena. El dolor no era físico pero las consecuencias...

Gabriela Moreno dijo...

Hoy me detuve a leer esta entrada y otra vez me sentí identificada. He pasado por esos estados y luego de haber encontrado una psicóloga que aplicó la técnica a la que hacés mención logré aprenden muchas cosas. Ahora cuando siento que me empiezo a sentir igual, busco alternativas y por lo general me doy cuenta que han quedado notas de situaciones anteriores. Es como si hubiera ido aprendiendo a hacerle frente. Me gustó tu relato.

Walden dijo...

Gracias, Gabriela. Realmente, tenemos continuas oportunidades de practicar de una manera diferente ante los mismos problemas. Cuando encuentras el método de afrontamiento adecuado el problema comienza a disiparse en gran medida.
Un saludo.