martes, 28 de octubre de 2008

Manual para montar en bicicleta


Antes de llegar a la mili me preparé a conciencia. Iba convencido de que era una pérdida de tiempo absoluta,mucho más hallándome en un proceso de enamoramiento febril. Era el momento más inoportuno. Pero lo acepté. Ya por aquel entonces era así de estoico. Durante un mes estuvimos repitiendo un movimiento que encajaba dentro de lo que yo creo que era todo aquello. Una y otra vez montábamos y desmontábamos el fusil. "Claro, qué otra cosa podrías hacer aquí, si no era dar zapatazos a ritmo de tambor, familiarizarte con tu arma y emborracharte con Torres 5".


Años más tarde, montado en bicicleta por el campo, acompañando al último amigo bucólico que he tenido, nos salió un perro ladrando desde detras de unos matorrales. En ese momento yo estaba ya tan cansado que me daba más veces con el pedal en la pantorrilla que haciendo el movimiento necesario para avanzar. Diez minutos más tarde me encontraba en el pueblo, pedaleando con tiempo de record sobre el adoquinado de Almonaster. El perro había abandonado un kilómetro atrás pero yo no me había enterado.

Cuando mi amigo me sirvió la segunda copa de aguardiente calmamiedos, por alguna razón puse en contacto estos dos episodios. Tanto en una como en otra situación una parte de mi cerebro estaba preparada para lo peor, para actuar aunque la parte cartesiana estuviera paralizada por el yu-yu.

Ya durante la carrera pude comprobar que hay un tipo de memoria ajena al estrés, relacionada básicamente con la repetición mecánica. La llamamos memoria procedimental o implícita. Mi madre acabó con Alzheimer y durante ese periodo estudié a fondo este tipo de memoria. Si yo le decía: "Sal por la puerta", ella me miraba y sonreía, pero no movía un dedo. Si le daba un pequeño empujoncito hacia la puerta cerrada, automáticamente dirigía la mano hacia el pomo, la abría y la cruzaba. Eso permanecía intacto. La memoría semántica estaba en proceso de descomposición, pero ésta daba gusto verla lucirse en medio del erial mnésico. Estaba todo el día haciendo pequeños experimentos de estos que me permitían no sólo estar al lado de ella, sino también estar haciendo algo con ella, buscando igualmente cómo utilizar ese rescoldo de alguna forma práctica.

Hace unos años empecé a darle a determinados pacientes una especie de manual, unos hojillas cuyo poco confuso título era "Manual para montar en bicicleta". Básicamente, si aprende a montar, a hacer lo adecuado a base del primitivo recurso de repetir una y otra vez, y que cada vez que pare -que se baje de la bicicleta- tenga la certeza absoluta de que ya domina con soltura el pedaleo, algunos de esos problemas arrinconados y acechantes en su sistema límbico empezarán a plantearse seriamente un cambio de aires.

Pedalee, no piense, pedalee. Oiga a Leonard susurrarle al oido la historia de Susana. Pedalee. No importa que ya no lo persiga el perro.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hacía mucho tiempo que no escuchaba esta canción. Me gusta eso de que pongas una canción para luego leer el texto.
Bueno, también me ha gustado lo que has escrito y mucho de lo anterior. Algunos son realmente graciosos, pero además me hacen pensar y no son muy largos.
Imagino que Torres 5 será alguna bebida alcoholicam ja,ja. Mi marido me cuenta cosas de esas.
Un saludo y gracias por hacerme pasar un par de buenos ratitos a la semana.
Charo.

Unknown dijo...

Hola, Juan, soy Toni. Ya he visto que leíste el correo que te envié. Me alegra no haberme equivocado, en cuanto a que se ve que estoy entrenado, pero siento que llevara razón por lo que te dije.
Me ha gustado mucho esta post, pero a mí no llegaste a darme ese Manual, a ver si la próxima vez me lo enseñas.
Cuídate. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola Walden. Es cierto que todo lo que aprendemos mediante procedimiento instruccional casi que no se olvida llueva, o diluvie. Pero a mi me pasa que cuanto más trabajo y más estresada estoy, mejor me funciona la memoria, no parece si no que activo mis neuronas y tengo la información fresquita en el almacén para cuando la necesite utilizar.
Por cierto, Cohen es todo un poeta, me encanta. Saludos.
Evna.

Walden dijo...

Pues sí, Charo, Torres 5 era el coñac que podías permitirte allí dentro, aunque a algunos les llegaba para el de 10 años.
El próximo día recuérdame lo del Manual, pero creo que ya dominas suficientemente el pedaleo.

Hola de nuevo, Evna. Me alegra verte por aquí. Ya sabes que un nivel determinado de estrés puede ayudar al rendimiento, lo que ocurre es que son curvas que se cruzan a partir de un punto, desde ese momento, a mayor estrés menor rendimiento.
Un abrazo a los tres.

Anónimo dijo...

A ver, Juan, ¿en que consiste el manual ese?, ya tengo curiosidad.
Charo

Anónimo dijo...

hola juan¡ que tal? soy sara,como ya sabes el telefono no es lo mio,todo este tiempo estado muy bien, y con "mi amigo" estoy encantada,pero llevo unos dias que no controlo bien la situacion,es lo mismo de siempre, como cosas que no debo y ya pues... y ya ayer pues keria dejar a mi amigo,no keria salir,sin ganas de hacer nada, lo de siempre.y hoy parecia que me levante mas normal jaja pero veo k no xk e exo lo mismo que estos dias atras y no entiendo como con lo bien que estaba otra vez puedo pensar asi y mira que se las cosas pero ya ves.estoy preocupada mas que na por mi relacion que no quiero mandarla a la mierda por gilipollas.nose que hacer, no se me puede decir na que ya salto a la defensiva o me da por llorar que toy que parezco maria magdalena jaja weno juan espero tu respuesta gracias besos

Walden dijo...

Hola, Sara. Me alegra saber de ti. Por lo que me cuentas es mejor que te vengas un diíta a la consul. Como sé que te cuesta llamar, te doy cita y me la confirmas o no por este medio, si quieres, o en mi correo hdementes@gmail.com.
El próximo jueves, 6 de noviembre a las 15,30, puesto que sé que te vienes temprano para Huelva.

Mientras es muy importante que te desenrosques un poco la cabeza y seas tan buena contigo misma que te permitas los deslices que todos tenemos de vez en cuando. Habla mucho con tu amigo, pero no todo el rato de lo mismo. Abusa de los abrazos, que cuando nos "rallamos", el contacto físico vale mucho más que un exceso de razonamiento.
El resto de recetas te las doy el jueves.
Un abrazo fuerte.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho tu post. Hace 20 años yo sabia reparar un pinchazo, pero parece que eso no lo aprendí bien, porque en verano cogi la bici y me tuve que regresar con la bici a cuestas...