miércoles, 22 de octubre de 2008

Extranjero de sí mismo


"Creo que estoy volviéndome loco", "Y eso es malo para usted, ¿no?", le pregunto. " Siento que estoy perdiendo el control. Eso no puede ser bueno"






No sé cuantas veces habrá aparecido esta conversación en la consulta. Muchas. Siempre hay detrás una persona con ansiedad. Puede que con depresión o cualquier otro trastorno, pero seguro que con ansiedad. Nadie se vuelve loco por ello. Algunos adolescentes, cuando he conseguido que me dirijan la palabra, me dicen al despedirse: "Oye, Juan, si me ves por la calle, no me saludes, ¿vale?". Viene a decir: no vayan a averiguar que estoy yendo al psicólogo, sitio reservado para los locos.

Realmente los más trastornados tienen muy poca conciencia de estar así. En términos psicológicos diríamos que tiene una pobre teoría de la mente, poca capacidad metacognitiva, de analizar cómo su pensamiento configura su problema. De alguna manera son extranjeros de sí mismos. Viven en una habitación, pero no hay permeabilidad con el resto de la casa. Son compartimentos estancos.

Ninguno de estos pacientes graves me ha dicho nunca eso de "¿me estoy volviendo loco?". Ellos simplemente viven el mundo tal y como lo ven. Los demás le pueden parecer extraterrestres. Pueden prescindir del contacto sin sufrir ansiedad por ello. O pueden venir aquejados de un problema de ansiedad porque los demás son un ejército preparado para hundirlo.

Moustaki cantaba: Con mi lengua de extranjero, de judio errante, de patriarca griego y mis cabellos a los cuatro vientos... Un bonito ejercicio metacognitivo.

"Lo que le produce esa sensación es la confusión que le proporciona creer que puede manejar sus pensamientos negativos como utiliza el mando de la tele: botón 5, tele5, botón 3,.."

" Ya- me dice, poco convencido-, pero yo no quiero pensar esto"

"Ahí reside el problema"

Si teme estar perdiendo la razón sepa que no tenemos contabilizado ningún caso en la bibliografía que lo haya conseguido por esa vía, no obstante, si lo logra pida cita, por favor, no me vendría mal un poco de fama.

Nosotros, para volver loco al personal y que nos dure mucho en terapia, elegimos pasar tests proyectivos. Veamos un ejemplo: Mire atentamente la fotografía y dígame qué le sugiere (bueno, mejor no me lo diga).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Walden, mire usted, me gusta su forma de enfocar el tema, pero debería tener en cuenta que, según mi caso, por lo que mi experiencia de tratar con gente me da, y yo no tengo ni idea de sicología, que todos y todasss podemos llegar a la locura dependiendo de lo que tú consideres estar loco, o sea, que yo por ejemplo puedo estar loca o no según mi educación de mis padres y de lo que he vivido con mi amigos a mi alrededor. Y usted puede considerar que es de locos cosas que difieren de mi sistema de valores, ¿me explico? Gracia y hasta otra.
Magdalena.

Anónimo dijo...

Hola Magdalena, no estoy de acuerdo contigo en que el contexto familiar o el círculo de amistades pueda desembocar en ningún tipo de locura. Yo creo más bien que el contexto nos influye en gran medida, pero no podemos ni despegarnos demasiado de él ni tampoco estar demasiado pendientes. Debemos querernos y aceptarnos como somos, buscando afirmar nuestra individualidad al tiempo que aprovechamos lo que los demás nos ofrecen.
Cuando no hacemos esto es cuando llega la depresión o la ansiedad. Una vez que llega, sólo hay que emprender el camino de regreso, con las orejas abiertas.
Samuel.

Walden dijo...

Hola, Magdalena y Samuel. El tema es sumamente interesante, tal y como lo habéis planteado. Efectivamente, hay acontecimientos que pueden hacerte perder la cabeza. Yo he visto languidecer hasta morir a una persona y luego a su perro, abosorbidos por el dolor de una pérdida. Cuanda intentabas hablar con esa persona te daba la sensación de que ya se había ido. No estaba, no alcanzaba a razonar.
También se pueden hacer "locuras", que si queréis contextualizarlas serían aquellas que se salen de la norma social o personal y que pueden acarrear de alguna manera consecuencias graves (o agradables).
Habrá que abordar en un futuro este tema tal y como lo vemos en los gabinetes. Pero el post hace referencia al gran número de personas que creen que porque no pueden controlar algo en su cabeza significa que se están volviendo locos. Pero, de la misma manera que no pueden decir: "Sangre, ¡párate un momento!", tampoco sirve: "Pensamiento, ¡vete a la habitación de los castigados!".
Estas personas ni están "locas", ni están haciendo más locuras que la de intentar apagar el televisor con una zanahoria como si fuera el mando a distancia.

Ciertamente, Magdalena, llevas razón. En un post anterior comentaba que en los antiguos psiquiátricos podías encontrar entre ciertos internos un orden tan lógico que eran los visitantes, al saltárselo, los que aparecían verdaderamente alienados en ese contexto.

Anónimo dijo...

Hola Walden, tu comentario me ha recordado la película "Léolo" ("Handle with care", o "manejar con precaución" para los que no la hayan visto), aunque aquí es al contrario, al protagonista y a su madre se les ve mucho más lúcidos que a su familia cuando los visitan en el siquiátrico. "Porque lo sueño, yo no lo estoy", "Yo no estoy loco" es una frase recurrente en la película, y los límites entre realidad y fantasía se difuminan. Hay muchas frases bonitas (y también horribles) en la película, me quedo con la de que lo único que le pido a un libro es que me recuerde que estoy vivo, la urgencia de actuar...
Espero tener tiempo para ver o leer "Everything is illuminated". Un saludo, Samuel.