jueves, 31 de julio de 2008

¿Eres feliz?


Recientemente, en un seminario sobre depresión en Sevilla, Carrobles nos comenta el auge que está teniendo la psicología de la felicidad. Nos estuvo hablando de los planteamientos y estudios de Martin Seligman. Una de las conclusiones de estas investigaciones es que la felicidad tiene poco que ver con mirarse el ombligo. Claro. Algunos de nuestros pacientes llegan a las consultas, normalmente, por un exceso de vida interior. A Santa Teresa parece que le sirvió para que la canonizaran, pero a ellos les entra una depre. Sin embargo, la conducta prosocial está muy cerca del número uno en el top ten de lo que proporciona felicidad. La pantalla de LCD -lo siento amigos- proporciona una felicidad de aproximadamente, 6 horas.

El error principal, seguramente, está en lo que nos venden por felicidad. Si, como planteaba Carrobles, se enseñara a ser feliz en la escuela, mostrando las cosas que la proporcionan y la hacen perdurar, como eso de no asociar consumo = felicidad, se crearía un conflicto entre el tipo de sistema en el que nos encontramos y el mensaje que se manda desde el púlpito. El capitalismo se basa en que consumamos. Si para eso nos tienen que repetir trescientas veces que esta bebida da un gustirrinín impresionante y que si no ligas con ella en la mano es que tienes que tomar un prozac, pues lo hacen y ya está. Quién es capaz de resistirse. "Puedo resistirlo todo menos la tentación", decía Oscar Wilde.

A las consultas no llegan personas para que los entrenemos en ser felices (aún no). Seguramente, será cuestión de tiempo.

- Vengo a que me entrene para ser feliz doce horas.
- A ver,... un momento que miro la lista,... puede elegir entre sembrar tres planta (3 horas cada una) o escuchar a su compañero durante treinta minutos sin cortar o desviar la conversación, ¿qué elige?
- Me quedo con las plantas, ¿pueden ser tomateras?

En fin, si queremos amargar a un amigo (o que nos cuente todas las penas que hasta ese momento no le pasaban por la cabeza), basta con que le preguntemos si es feliz.

Por cierto, ¿es usted feliz?

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